Publicado 26-05-2017
¿Te cuesta dormir en el avión? Pues sigue nuestros consejos y ten dulces sueños en el aire.
Por mucho que el sistema de entretenimiento a bordo tenga mil juegos y películas de estreno o la chica - o chico - que se haya sentado a tu lado sea la persona que buscabas para huir juntos, casi todo el mundo coincide en que la mejor forma de pasar un largo vuelo es una: dormir todo lo que puedas.
Pero dormir en un avión no suele ser tarea fácil. En Pisamundo Pirineos lo sabemos y por eso te damos 10 consejos que te ayudarán a viajar siempre en las manos del dios del sueño, Morfeo.
El día antes de afrontar un vuelo transoceánico intenta siempre realizar algún tipo de actividad física y, además, dormir el menor número de horas posibles. El objetivo es llegar al avión con las energías justas para no perderte a la hora de embarcar y caer derrengado en tu asiento.
Sólo un apunte, no confundir este consejo con el de salir de fiesta a muerte la noche antes de volar, porque aunque sí que llegarás cansado, volar tantas horas con una buena resaca encima es una de las peores ideas que jamás habrás tenido.
Ves que el avión va medio lleno pero sigue entrando gente a cuenta gotas. Puede ser tu día de suerte y que se quede una fila central totalmente vacía, pero debes ser rápido y actuar justo en el momento entre el cierre de la puerta del avión y en el que encienden la señal de abrocharse los cinturones para el despegue.
Es el sueño de cualquiera que quiera dormir como un bebé. Dormirás casi tan bien como en tu cama durante más de 8 horas.
Si durante el vuelo vas a buscar el estado total de inconsciencia, es mejor que se lo comuniques al personal de cabina y/o tu compañero de asiento. A los primeros les puedes decir que no quieres que te despierten para preguntarte si quieres comidas o bebidas y a tus vecinos les debes pedir que te dejen el asiento de la ventana para que no te molesten cuando quieran salir a pasear un poco o usar el aseo. Eso y contarles cualquier intento de contarte sus vidas, algo que pasa mucho en vuelos tan largos.
Esto puede tener un doble uso. Hay gente que tiene un tipo de música seleccionada que le ayuda a conciliar el sueño. Si no es así, siempre puedes ponértelos para aislarte del ruido de la cabina: carritos de comidas y bebidas, gente paseando, conversaciones o el ruido de los motores del avión. Otra opción válida para este último caso es el uso de tapones.
Hay gente a la que una copita de vino, u otro tipo de alcohol, le relaja y le amodorra un poco. Si eres uno de ellos y tienes controlada la cantidad que necesitas para esta ligera anestesia, aprovecha el paso del carrito de la bebida.
Sin embargo, tomarte una copa no quiere decir tomarte tres… O cuatro. Estás iniciando un gran viaje en el que tienes puestas muchas expectativas. Tu estado de ánimo está por las nubes y, si normalmente te va la fiesta, es fácil que la cosa se te vaya de las manos. Ten cuidado, no sea que te prohíban coger de nuevo un avión por querer que la conga que organizaste pueda entrar en la cabina de los pilotos.
No somos muy fans de la estética de este accesorio pero reconocemos su gran utilidad en este caso. La cabina estará iluminada durante gran parte del vuelo, ya sea porque pasen a ofrecer comida y bebida, vueles de día y la gente quiera tener las ventanillas abiertas, o muchos pasajeros usen su luz de lectura. Un antifaz te ayudará a encontrar la oscuridad. La capa y la espada junto con el sombrero andaluz harán de ti un gran Zorro. Cuidado, la espada pita en el control de metales.
Ya sea la convencional o las típicas de viaje, con forma de U, las almohadas suelen ayudarnos a encontrar una buena posición para conciliar el sueño en el avión. Lo importante es que sea mullida y se adapte bien a tu cuello. Las peleas de almohadas en el avión están terminantemente prohibidas, salvo que lleves puesto el antifaz y actúes en defensa del bien contra algún malhechor a bordo.
Relacionado con el punto anterior, si tienes una buena almohada también deberás buscar donde apoyarla. Si tienes a alguien conocido al lado, y no le importa, lo mejor es usar su hombro. Esta estrategia también sirve, aunque en escasas ocasiones, para intentar ligar. Ahí lo dejamos.
Otra opción es coger asiento de ventanilla y apoyarte contra ella o abrir la mesita del respaldo y doblar el espinazo. Esta posición no nos acaba de convencer pero hemos visto a auténticos contorsionistas quedarse sopa de esta guisa.
Si en tu casa, cuando vas a la cama te pones un pijama o algo cómodo (descartado el quedarte desnudo), ¿por qué no hacerlo en el avión? Quizá te dé algo de vergüenza usar ese pijama de Bob Esponja que te cayó de parte de tu amigo invisible hace unos años, pero un chándal o ropa suelta siempre vendrá bien para sentirte algo más relajado.
La temperatura dentro de la cabina de un avión suele ser algo fresca y a todos nos gusta sentirnos calentitos y a gusto cuando vamos a dormir. Para entrar en calor tienes varias opciones: la pelea de almohadas, tomarte unos vinos, frotarte contra el vecino de asiento que tanto te ha gustado, o llevarte una manta y ropa de abrigo. Tú eliges.